CUESTIONAR PRIVILEGIOS Y VISIBILIZAR LAS VIOLENCIAS MACHISTAS: La Prostitución y la Pornografía como punto de partida.
Intervención de Diego S. Gómez (integrante de la agrupación 'Desertores del patriarcado') el 22/09/2021 en el Ciclo "Prostituir es Violencia". Conversatorio Online, organizado por la Comisión Interinstitucional de Intervención contra la Trata de Personas, Gob. de Neuquén, Argentina). [VIDEO: debajo de la transcripción]
Como sabemos, el marco de este encuentro es el eje
“Prostituir es Violencia”, y me propusieron hablar sobre privilegios masculinos y visibilizar
las violencias machistas.
En la agrupación de varones en la que participo,
que como se dijo se llama “Desertores del
patriarcado y la cultura prostituyente”, tomamos la prostitución y la pornografía como punto de partida para
cuestionar nuestros privilegios y las violencias que ejercemos los varones
sobre mujeres y feminidades; pero quisiera tomar ‘la posta’ que me pasa Nicolás,
y hacer un breve recorrido, para que el eje “Prostituir
es violencia” sea nuestro punto de llegada, una conclusión co-construida.
Por eso quiero empezar con una breve fábula, una alegoría que utilizó un escritor, David Foster Wallace hace muchos años (aunque la usó para hablar de otros temas). Dice así: resulta que
Iban dos peces jóvenes
nadando por el mar,
y al cruzarse con un pez
adulto,
el adulto les dice:
“Buen día; ¿está buena el agua
hoy, no?”
Los jóvenes lo saludan con un gesto,
y siguen de largo…
A los pocos metros se miran,
y uno le dice al otro:
“¿Qué es eso del agua,
de qué está hablando?”
Y quise
a tomar esta fábula, esta alegoría, porque “el
agua” –para nosotros, varones– es tal
cual como funciona el Patriarcado y sus privilegios: no
vemos ni registramos su existencia; no registramos nuestro
propio atravesamiento machista/patriarcal,
que es como el aire que respiramos; es algo que nos rodea y nos constituye; es… –como dijo una vez Inés Hercovich– el Patriarcado es “la materia de la que estamos
hechos”… Pero aún así, dudamos de que exista.
Tampoco vemos ni registramos nuestros PRIVILEGIOS
ni las VIOLENCIAS que ejercemos constantemente…
En general, los varones reconocemos solamente las “Violencias de Género Extremas”: la violación, las golpizas, el homicidio.
Recién ahí reconocemos la violencia… Y enseguida
nos ponemos a la defensiva: “Nooo!; No
todos somos así; Yo nunca le pegué a una mujer, Eso lo hacen los locos, los
enfermos… No nos pongan a todos en la misma bolsa”…
Lo que no vemos, es que las violencias de género extremas, son apenas la punta del iceberg: se apoyan y se sostienen en otras violencias… como una pirámide escalonada: para llegar a la cima, hay que pasar por los escalones previos.
Muy pocos varones reconocemos las violencias simbólicas, la violencia psicológica, la violencia emocional, la violencia económica o patrimonial…
TODAS las violencias que históricamente sufrieron y sufren las mujeres (mujeres y todas aquellas identidades disidentes), todas las privaciones, discriminaciones y vejaciones que ellas y ‘elles’ sufren, son resultado de un sistema de poder, que es relacional, es institucional, y que denominamos Patriarcado; el cual, para sintetizar, es un sistema supremacista, un sistema de dominación, que establece (no sólo “en la teoría”, sino que se “materializa” en la realidad) que los Hombres son superiores a las mujeres, que somos especiales, que somos mejores (más fuertes, más capaces, más inteligentes)…
Así como el
Racismo plantea la superioridad de los blancos sobre los negros,
así como el
Nazismo planteaba la superioridad
aria respecto de otras razas y etnias,
así como el
Cis-Heterosexismo plantea que todo lo que no sea cis-heterosexual es anormal, desviado, o ‘enfermo’…
y así como el
Especismo plantea que los seres humanos son la única especie que merece
dominar y gobernar el planeta (no sólo a los animales no-humanos);
el
Patriarcado instaura esta
“verdad” autoevidente de que los
varones somos más que las mujeres.
El patriarcado tiene miles de años, no es algo de ayer o antes de ayer, no es una “moda de esta época”… es simplemente la palabra que nombra lo que siempre estuvo ahí: ‘el agua en la que nadamos los peces’.
Patricia Leavy escribió “No sé quién habrá descubierto el agua, pero dudo que haya sido un pez”…
Y es cierto, el patriarcado nos atraviesa a todos,
incluyendo a las mujeres y otras identidades no binarias; PERO no nos afecta de la misma
manera.
No todas las personas estamos en el mismo escalafón, cada
género tiene mandatos / prohibiciones / amenazas y castigos, que son específicos
y diferenciados…
Las violencias de género (o mejor,
digamos las violencias machistas
hacia mujeres y disidencias) tienen aval social, tienen
cierta legitimidad, e incluso cierta legalidad.
Claro que en el siglo XX, la violencia patriarcal
empezó a ser nombrada, empezó a ser más cuestionada… Las mujeres, así como
la comunidad afrodescendiente o la comunidad LGBT empezaron a organizarse y a
luchar por el reconocimiento de sus derechos, y empezamos a vislumbrar algunas
de las violencias que ejercemos los varones (de cualquier raza o etnia, y en
especial los hétero-cis-sexuales)…
Esta visibilización de nuestras violencias y
privilegios, sería el equivalente de empezar a reconocer que el
agua existe, y que estamos sumergidos en el agua…
Porque es así cómo funcionan los privilegios: son invisibles para quienes vivimos sumergidos en ellos.
Nosotros –los varones que queremos ‘desertar del patriarcado’–, creemos que Prostituir es una de esas violencias extremas, de esas que están en la punta del iceberg, pero a diferencia de la violación y del femicidio, no se la suele considerar como ‘violencia’.
Fíjense que prácticamente, TODOS los Privilegios masculinos se pusieron en cuestión, todos menos el consumo de Prostitución y de Pornografía. Y esto es porque son el último gran bastión del machismo patriarcal: guardan el néctar del machismo, que por lo general, ya no se puede exhibir abiertamente en ningún otro ámbito social.
La Prostitución es ‘un combo’ de violencias, y la ubicamos en la intersección de 3 sistemas de opresión:
- El Sistema Patriarcal (donde la opresión se da
en base al género: el 99,9% las explotadas sexualmente son mujeres y
feminidades trans y travestis, en su mayoría jóvenes, pero también niñas,
adolescentes y adultas),
- El Sistema Capitalista Neoliberal (la explotación
es de clase… la enorme mayoría de las personas prostituidas son de clase baja,
desempleadas, de sectores empobrecidos, o personas con distintos tipos de
vulnerabilidad Psico-social; la mayoría son madres o tienen personas a su cargo),
y
- El Sistema supremacista Racial y Cultural (la
mayoría de las personas prostituidas en las grandes capitales occidentales, son
mujeres de culturas ‘subalternas’, colonizadas:
son mestizas, indígenas, negras, asiáticas, latinas, sudamericanas, europeas
del este, africanas…).
Ahora bien… cuando vamos a “lo micro”, vemos que no todos los prostituyentes son ‘cavernícolas peludos’, quiero decir, no los podemos identificar a simple vista… Hay muchos tipos de prostituyentes: algunos pueden ser buenos padres, hasta les puede leen un cuento a sus niñas para que se duerman; algunos pueden llegar a lavar los platos; otros se cuidan de lo que hacen o dicen delante de sus compañeras de trabajo… PERO después, “van de putas” –solos o acompañados– con la misma naturalidad con la que van al gimnasio o a jugar al fútbol con los amigos…
Suelen creer que “no hacen daño a nadie”, que esas mujeres o travestis “están trabajando”, que “es el oficio más antiguo”, que “ganan muy bien”, que “ojalá yo pudiera ganarme la vida teniendo sexo”… Es decir: consideran la prostitución algo “aceptable”, algo “normal”, “natural” o “necesario” (a menos, claro, que se trate de “SU” hija, su hermana, su madre, o su sobrinita).
Pero esto es así, porque se apoyan en el sentido
común –que por supuesto es patriarcal– de que “para una mujer o feminidad no hay nada más fácil que ‘abrirse de
piernas’…”
Claro, lo que se invisibiliza es que “tener que abrirte de piernas –sin tener
deseo sexual– para poder comer pagar tu techo”, se siente y se vive como una violación.
Ese “sentido común patriarcal”, tampoco te dice que soportar penetraciones todos los días por parte de muchos extraños, y encima teniendo que fingir que ‘te gusta’ y que ‘lo disfrutás’, deja secuelas físicas y psicológicas devastadoras…
Nosotros decimos que las peores violencias, son las
que no se reconocen.
Nosotros les pedimos que escuchen a “las
sobrevivientes”, a las que pasaron por la prostitución y por la trata con fines
de prostitución, a las que pudieron salir… y a las q pudieron hablar… porque no
todas pueden… esos testimonios son fundamentales.
Nosotros decimos que la peor esclavitud, es la
que se disfraza de “libertad”, o se
camufla bajo el mote de “elección”, o “consentimiento”, o “trabajo”…
Y
si hablamos de “esclavitud”, no puede haber “consentimiento”; más bien hay
“RESIGNACION”… porque quieren seguir con vida, porque tienen la
esperanza de poder salir adelante.
Ponerle a la prostitución un nombre
más digerible (como el de “trabajo sexual”), no hace que los efectos que
produce en ellas sean menos dañinos, lo único que eso aliviana es la
consciencia de los prostituyentes y de la sociedad…
En Psicología hay un concepto, que es el de “Disonancia Cognitiva”, y refiere a la desarmonía o conflicto que sentimos
ante la tensión entre ideas, creencias o actitudes contrapuestas… Y para
reducir esta disonancia, tratamos de
generar ideas o creencias nuevas…
Hacemos como una especie de disociación
para que los elementos puedan coexistir sin que nos generen conflicto… Por ejemplo, no sé si recuerdan la fábula del Zorro y las uvas (cuando el
zorro ve que las uvas están demasiado altas y no puede alcanzarlas, dice: “No, no están maduras; ya no las quiero”)…
Los que somos veganos vemos esta Disonancia Cognitiva todo el tiempo: “¿decís que no te gusta la violencia y que
amás a los animales, pero te los comés?”
Pero bueno, vamos a un ejemplo de cómo eludir la
Disonancia Cognitiva vinculado a lo que nos convoca hoy:
Prácticamente, toda la sociedad, estaría de acuerdo en que:
- La trata de personas es muy mala…
PERO, la prostitución no sería
tan mala…
- Casi toda la sociedad, estaría de acuerdo en que la
prostitución forzada es
mala… PERO, que la prostitución voluntaria
podría no ser mala…
- Casi toda la sociedad, estaría de acuerdo en que la
prostitución infantil es realmente mala… PERO, la prostitución de personas
adultas podría no ser tan mala…
Y ahora les voy a proponer un Ejercicio:
Voy a leerles la definición del 1er Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los
Niños… PERO, les voy a pedir que, en donde diga “niño” (figura así, todo
escrito o traducido en masculino, como si no las niñas no fuesen explotadas),
les pido que donde diga “niño”, agreguemos mentalmente “niña”,
“adolescente”, “mujer”, “travesti”, o “persona
en situación de vulnerabilidad socioeconómica”… ¿Si?
«La explotación sexual
de niños/niñas/adolescentes/mujeres/travestis
es una violación fundamental de los
derechos de niños-niñas-adolescentes-mujeres-travestis.
Comprende el abuso sexual por adultos y la
remuneración en efectivo o en especie para el niño-niña-adolescente-mujer-travesti o una tercera persona o personas.
El
Niño (niña-adolescente-mujer-travesti)
es
tratado como un objeto sexual y
como un objeto comercial.
La
Explotación Sexual
Comercial de
Niños (niñas-adolescentes-mujeres-travestis)
constituye una forma de coerción y violencia, y equivale a trabajo forzoso y a una forma contemporánea de esclavitud.»
(I Congreso
Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños. Declaración y
Programa de Acción, 1996, p. 2).
Ahora preguntémonos: si cambiamos “niño” por
“adolescente, “mujer”, “trans-travesti”, ¿deja de haber delito? ¿Deja de haber
violencia si en lugar de hablar de “Explotación Sexual Comercial” hablamos
de
“Prostitución”, o de “trabajo sexual”?
Y antes de intentar darnos una respuesta, pensemos otra cosa:
- La
prostitución de personas adultas, se nos suele presentar como algo
distinto y separado de la prostitución infantil;
- La prostitución en la vía pública, se
nos suele presentar como algo distinto de
la que se realiza en el interior de
un domicilio privado;
- La prostitución legal, se nos suele
presentar como algo distinto y separado de
la prostitución ilegal;
- La prostitución voluntaria, se nos
suele presentar como algo distinto y separado de la prostitución forzada; y finalmente…
- La
prostitución, se nos suele
presentar como algo distinto y separado de
la trata (aunque sea con fines de prostitución).
Ahora bien, en cada uno de estos términos y escenarios, hay al menos 4 elementos que no se modifican:
1- Hay al menos UN VARÓN,
de cualquier etnia, clase social; generalmente hétero-cis-sexual, de cualquier
edad…
2- que PAGA para tener acceso sexual al cuerpo de otra persona
(generalmente una feminidad, de cualquier edad)… pero es ‘otra persona’ que NO tiene
DESEO de mantener una relación sexual con ese hombre (lo cual eso ya marca
una situación de “abuso sexual”, y
no de “relación sexual”);
3- que ese hombre termina
abusando o violando a esa otra persona (sea mediante un consentimiento forzado –mediatizado por el pago–, o imponiéndose por la fuerza).
4- Y lo hace porque puede, porque esto está dentro de
sus posibilidades, de sus Privilegios; porque esta violencia está legitimada ideológicamente, socialmente,
culturalmente, e institucionalmente…
(Lo que dije hace un rato: esto es ‘el Patriarcado’).
No sé a Uds., pero para mí,
el Pago de unos billetes NO puede ser la diferencia entre un
violador, un prostituyente, y un “cliente o
consumidor”.
Son Agresiones Sexuales aunque haya dinero de por medio…
Y quisiera hacer acá un pequeño paréntesis,
cortito, para dar algunas puntualizaciones sobre la PORNOGRAFÍA:
Rosa Cobo (una
académica española) dice que la
pornografía es ante todo un
lenguaje y una narrativa de
la celebración
de la violencia sexual contra las mujeres.
Ahora… de todo esto que venimos hablando, tenemos
que poder hacer una lectura con “perspectiva de género”, quiero decir, tomarlo como un hecho político, porque
de otra manera caeríamos en una lectura de tipo moralista; y no es la idea.
Si lo tomamos como ‘hecho político’, vamos a
poder entender las relaciones de poder que ahí se juegan; o dicho de
otra forma, identificar la Dominación Masculina y la subordinación femenina… tanto en lo
individual, como en lo social, en lo económico y en lo cultural.
Por otro lado, pensemos que hoy, los chicos empiezan a ver porno entre los 8 y 12 años en el celular… y el porno es una herramienta de socialización… Se convirtió en ‘EL’ modelo de masculinidad, es “el Espejo” donde esos pibes van a aprender a mirarse, y desde ese lugar de dominación van a mirar y a vincularse con las chicas.
Entonces preguntémonos:
¿Cómo los adolescentes
de hoy, van a aprender a empatizar y
a tener una sexualidad compartida e igualitaria, a relacionarse con mujeres o
feminidades trans en paridad, si no las reconocen como iguales sino como seres
inferiores, o como “juguetes sexuales”?
¿Para qué exigirle al Estado que se implemente la Educación Sexual Integral en los colegios, si aprenden que lo normal es imponer su deseo y que pueden acceder al cuerpo de otra persona por cierta cantidad de dinero?
Se dice que la prostitución existió y va a existir siempre, y que por eso es mejor reglamentarla… Pero…
Ninguna opresión desaparece al tolerarla, MUCHO MENOS al consentirla o al naturalizarla, y menos aún al ‘regularla’ o ‘reglamentarla’…!
Si no, pensemos esto: si voy y le ofrezco cierta
suma de dinero a una chica para que me practique sexo oral (sea cis o trans,
adolescente o adulta), nadie va a poder decir que soy un acosador sexual o un
prostituyente… Porque si esto se reglamenta, voy a poder decir que solamente le hice una ‘oferta de trabajo’.
Y en un escenario más violento aún, cualquier
varón podría violar a una mujer o feminidad trans, y todo el peso de ese
crimen se lavaría tirándole
un par de billetes encima.
(Esto es perturbador apenas de pensarlo, pero ¡es ASÍ, es horroroso’!, es la crueldad del sub-mundo prostituyente)
Tengamos
en cuenta que ESTO NO tiene que ver con “decisiones
individuales”, esto es parte de una Industria global organizada y MUY poderosa…
¡Se quiere regular la prostitución para blanquear
capitales, para legalizar el proxenetismo, para esconder la Trata, y para que
suban las recaudaciones de los Estados!
¡Recordemos que las Redes de Trata para Prostitución mueven anualmente más dinero que el tráfico de drogas y de armas, y que la industria pornográfica genera más dinero que Hollywood!
Acá está en juego un orden social: está en
juego el lugar que
van a ocupar las mujeres (y otras identidades sexo-genéricas) y
la función que van a cumplir respecto de los varones…
Porque hasta ahora, el Rol principal adjudicado a las mujeres siempre fue el de sirvientas en lo doméstico, y servidoras en lo sexual y reproductivo… Y pareciera que ESA función es la que este patriarcado neoliberal quiere asegurarse.
Y acá quisiera hacer un pequeño paréntesis con mi
trabajo como psicólogo, cuando vienen Parejas a hacer Terapia: el problema NO son los desacuerdos, el
problema es la insensibilidad, el problema es no-poder registrar que estamos haciendo un daño a la otra persona.
Lo veo mayormente en parejas heterosexuales: ella
reclama espacio y atención, y él
decodifica que pide plata, o que puede solucionar todo con regalos o algún
viajecito; pero no tiene idea de cuánto daño le hace a ella el hecho de
que no la escuche realmente, que no la mire, que no la registre.
Acá
pasa lo mismo: el problema no es sólo ideológico, no pasa por tener una “opinión diferente”, no pasa por
dar 10mil explicaciones o planteos… Tiene que ver con la sensibilidad, con la
empatía, con poder registrar
(y reconocer) el daño que generamos con nuestras acciones, con nuestros
dichos, con la defensa de ciertas ideas, e
incluso con nuestras IN-acciones…
Y esto vale para la prostitución, como para
cualquier otra cosa.
Para ir cerrando, un último mensaje –especialmente a los varones:
Apoyar el argumento del
“derecho
a prostituirse”
de
las mujeres y feminidades trans,
invisibiliza y encubre el privilegio de los machos
a poder prostituir, a usar y a abusar
sexualmente
de sus cuerpos (se
trate de niñas, adolescentes o adultas)…
NO hay una prostitución “buena” y otra “mala”:
Toda prostitución es violencia de
Género.
Cuando un hombre paga para prostituir,
no está ‘dando trabajo’ ni ‘comprando un servicio’,
está sometiendo y abusando sexualmente, y está
–con
ese par de billetes– comprando
el silencio de la víctima, y
comprando su
propia impunidad.
Termino con la última frase del Manifiesto que redactamos con la agrupación “Desertores del patriarcado y la cultura prostituyente”, que dice:
«Los
varones, podemos llorar…
Los
que ‘no-pueden’ llorar
porque
lo tienen prohibido,
son
‘los Machos’.
Para
poder llorar
(y hacer muchasotras
cosas
que los Machos tienen vedadas),
tenemos
que “Desertar”
de
la masculinidad patriarcal…
Y para que efectivamente
haya “Ni Una Menos”
(y Ni Una Más en los prostíbulos),
necesitamos llegar a ser
“muchos Macho-menos”!»
Muchas
Gracias.
____________________________
Referencias Bibliográficas:
-
Benavente, B.; Ballester
Brage, L.; Pereda, N.; Pich, J.: “La explotación sexual comercial en la infancia y adolescencia”
- Cobo, Rosa: "La prostitución en el corazón del capitalismo"
- Declaración y Programa de Acción del I Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños, 1996.
-
Ekman, Cajsa Ekis: “El
Ser y la Mercancía”
-
MacKinnon, Catharine A.: “Trata,
Prostitución y Desigualdad”
-
Tiganus, Amelia. “Prostitución: Ocio y Negocio masculino”
(Conferencia en Youtube)
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